jueves, 10 de junio de 2010

La Gira





Era un día más de las fiestas, en el que se desinhibían los sentidos, la sensación de libertad crecía y el ánimo se alimentaba de naturaleza, familiaridad y convivencia. Se trataba de una tradición, que entronca con otras de remotos tiempos de tribus, solsticios y viejos cultos, quien sabe si paganos, acaso añejas zambras andalusíes, simple solaz del pueblo. En ocasiones se le denominó como romería, pero era La Gira a secas. Es palabra antigua, en desuso para el significado de entonces pues ahora sólo se conoce como una tournée de artistas, aunque en Sudamérica aún mantiene esa acepción inicial, como manifestación popular y campestre. En el Tesoro de la Lengua de Sebastián de Covarrubias, diccionario del siglo XVII, gira es definido como “la comida o fiesta que se hace entre amigos, con regocijo y contento, juntamente con abundancia de comer y beber y mucha alegría y chacota”. El autor citaba al Padre Guadix "dice que Gira es nombre arábigo, y que vale comida opípara y abundante”, definiciones estas muy alejadas de cualquier vínculo de fe.

Son fiestas populares y espontáneas hasta que alguien decide meterle la vara de mando de la organización oficial, entonces pierden frescura y ganan en esplendor, el camino se transforma en circuito oficial y cabe la posibilidad de crear en su entorno un ambiente de lugares sagrados, bendecidos o de culto, a los que incluso construyen santuario, ermita o altar. A veces lucen como multitudinarias manifestaciones de fieles y romeros, devotos y apasionados. La mezcla entre lo religioso y lo profano puede llegar a confundirse.

En Marbella, este tipo de manifestaciones se ofrecen en diferentes circunstancias y lugares, casi siempre exentas de patrocinio público de ahí que existan parcas referencias. Fue el caso de la fiesta de la Oliva y la del Tostón, júbilo de cosechas; de la romería de la Hacienda de San Manuel en Las Chapas, débil en su memoria, o de promesas como el camino a la ermita de los Monjes en busca del remedio milagroso de Nuestra Señora de la Sierra y la subida a la Cruz Juaná, vinculada a leyendas y naufragios. Muy ancestral y popular era la visita a la ermita del Cristo de Guadalpín con San Nicolás milagroso, como escribía Juan Pino Ridruejo: “Voy a Guadalpín, la ermita/ de caminatas,/ a cumplir mi promesa/ muy de mañana./ San Nicolás,/ con su ermita chiquita,/ ¡cómo huele a azahar”.

Nuestros mayores rememoran triscas, jolgorios y saraos en los pinares de Guadalpín, también nombrados de Valdeolletas. La Gira se celebraba el último día de feria, generalmente por la tarde. En los programas se incluyen como una actividad más, con algunos matices. Así en el de 1952 “disparos de cohetes anunciarán la salida de la concurrida y tradicional Romería Popular Campestre a los pinares de Guadalpín amenizada por la banda de música”. “Se sorteará un magnífico regalo entre los concurrentes del bello sexo". En el año 1953 se le llamaba romería al pinar de Valdeolletas, había baile, juegos, campeonatos y muchísimos premios. En el de 1955 la subida al pinar de Guadalpín fue con vistosas carrozas engalanadas con premios a las más artísticas. Fue el año en que los del NO-DO pasaron por Marbella. En el de 1958 volvía a nombrarse "tradicional gira campestre".




El paso del tiempo, cambios sociales y económicos, nuevos usos y costumbres y el campamento del Frente de Juventudes en el Pinar, incompatible con tan multitudinaria celebración, dejaron La Gira en el olvido. Un día no se celebró. Las tradiciones mueren sin que nadie pregone su despedida. Las vinculadas al campo desaparecen cuando las cosechas decaen o los campos, eriales, se urbanizan, las religiosas cuando los cultos cambian o nuevas devociones adquieren pujanza. Ha sucedido con la romería al pinar de Nagüeles. No existía, no había tradición, pero se creó como una fusión de costumbres, una miscelánea de Gira, romería y procesión al patrón, así durante los años recientes, no sólo como actividad de hermandad y culto, sino también como reivindicación. Un lazo con el pasado, un desagravio frente al olvido, la recuperación de una menguada personalidad de pueblo con historia.

Nos guste o no, las tradiciones son tales porque arraigan en el acervo, son referencias vitales, iconos donde agarrarse, argumentos con los que vivir aceptando una herencia, lo que fuimos y lo que somos. Mejor nos irá siempre si respetamos la historia, aún con errores, las tradiciones con sus taras, el presente con sus defectos. Patrimonio Histórico, el inmaterial, es y debe ser aquello que quieren los ciudadanos, aunque haya que recordárselo.

2 comentarios:

  1. totalmente de acuerdo, genial el último párrafo.

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  2. En la Villa de Escurial,Caceres, se sigue realizando la Gira de San Jose (19 de Marzo) y he escuchado decir la Gira del Lunes de Pascua,aunque tambien he visto escrito Romería del Lunes de Pascua, en que se vá al Santo( Ermita del Salvador, de mucha devocion en el Pueblo).
    En la foto de la Romería del 55, las dos ultimas personas de la derecha son Pepe Lorenzo(R.I.P.) y su señora Clara Segovia

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