domingo, 11 de abril de 2021

EL TRIÁNGULO DE SIERRA BLANCA. Una ruta con mucha historia.

 


Tenía ganas de dibujar ese triángulo en el plano y hoy lo he hecho. Es una ruta exigente con un desnivel positivo de más de 1700 m. Une las tres poblaciones que rodean Sierra Blanca: Marbella, Ojén e Istán. Una comarca cargada de historia que aprovechaba las laderas o piedemonte de la sierra en fértiles huertas de regadío.

La ruta transcurre, por completo, por vías pecuarias, veredas y caminos que vertebraban las comunicaciones entre los tres núcleos, por tanto es un recorrido histórico con diferentes hitos que explican nuestro modo de vida en el pasado. 

A mi me gusta comenzar este tipo de rutas a pie desde casa, no me importa sumarle unos kilómetros más y así colaboro en la reducción de emisiones contaminantes. Así que parto desde la iglesia del Calvario hacia Puerto Rico Bajo. Opto por subir por la Hoya de Cabañiles aunque también es posible hacerlo por la antigua vía férrea del ferrocarril minero y desviarse por el basurero hasta llegar al Puerto del Acebuche. 

A partir de aquí comienza el camino Viejo de Ojén, antigua vía pecuaria y de comunicación entre Ojén y Marbella cuando no existía la carretera. Las referencias históricas cuentan lo difícil del camino, solo para bestias y ganado. Su perfil es un claro dientes de sierra que empieza a ponerte en tu sitio. Preciosas vistas, grandes cascadas de travertino y el pilón que se llena del arroyo del Tajo Negro para el ganado es la mejor recompensa.

La llegada a Ojén te obliga a recorrer unos 300 m de asfalto hasta el polideportivo, allí puedes recargar agua en la fuente que hay en la pista de Skate. Cien metros después en una curva te desvías a la izquierda para rodear el pueblo por poniente con unas vistas espectaculares que llegan hasta el mar.



A partir de aquí me he desviado por el camino de la ermita de la Virgencita, que es el primer túnel que hay a la izquierda para pasar por debajo de la carretera. La extraña ermita no me llama la atención pero hay a quien sí. El camino es fresco, de espesa vegetación y se une poco más arriba con el del Cerezal de subida exigente pero con paciencia se hace.

Con la llegada a los Llanos de Juanar el horizonte se abre. Es una zona de especial interés histórico por las pequeñas explotaciones mineras que existieron y agrícolas que existen en un microclima frío. Me dirijo al bosque de pinos para desviarme hacia el puerto de la Viborilla para adentrarme en la Cañada de Juan Inglés, un lugar apartado y poco transitado pero de una belleza inigualable. A la derecha he dejado la zona de los Púlpitos donde también se aprecian catas mineras.

El descenso por la cañada es exigente y divertido, rocas, saltos, quiebros, no hay nada recto pero nunca defrauda. No tiene pérdida. Es un cauce de un río seco que te traslada a un mundo primitivo.

Despiertas de ese sueño cuando te acercas a Istán, el recibimiento es desolador, una verja que siempre está abierta y un "Prohibido el paso, campo de tiro" ahuyentan al más valiente pero no pasa nada no suelen celebrarse competiciones de tiro al plato todos los días. Por la vereda puedes ver numerosos fragmentos de platos. Quizá el ayuntamiento debería de evitar esa "hostilidad".

Desde la plataforma comienzas a ver Istán y sus maravillosas huertas-vergeles de regadío, cuando llegas al asfalto, en un pequeño parque, puedes reponer agua en la fuente. En lugar de dirigirte a Istán (alguna vez he bajado al pueblo para tomar algo) te diriges por el carril de hormigón de la izquierda hacia el sur. Si te quieres acercar a la ermita de San Miguel, la tienes a mano derecha en el cruce de la carretera.



Hay un tramo, el único punto negro en esta ruta, de 500 metros de asfalto por la carretera. Hay que tener cuidado, hacerte visible y meterte en el arcén en cuanto escuches un coche, aunque el tráfico es escaso. Tras ese tramo justo a la izquierda se inicia el camino viejo de Istán que está bien señalizado. 

Era la vía que utilizaban las mujeres de Istán, las cosarias, que llevaban a Marbella sus productos para venderlos y subir con los recados de los vecinos. Era un camino con mucho trasiego que guarda muchísimas historias.

El paisaje es impresionante, a la derecha ves el pantano pero el horizonte se abre con unas fantásticas vistas de la costa. Aún se conservan viejos bancales de la agricultura tradicional con casitas dispersas, muchas abandonadas. No creas que ya todo es descenso, hasta llegar a los Manchones Altos el camino es bastante exigente.



Marbella está cada vez más cerca, nos acercamos a Nagüeles, antigua alquería andalusí pero ya es asfalto, la voracidad urbanizadora ha transformado el paisaje hasta desfigurarlo. También dejas a la izquierda la antigua cantera, ahora convertida en mirador, de donde se extrajeron las rocas para la construcción del pantano. Pasas junto al manantial de Nagüeles, donde puedes bajar a por agua, a la izquierda de la carretera está la cueva de Nagüeles y más arriba los restos de una torre de vigilancia. 



El camino comienza a perder encanto, puedes optar por dirigirte a la izquierda a través del bosque de Nagüeles a la mina de Buenavista y después bajar por Camoján o ir hacia Los Monjes, pero yo ya estoy cansado y he subido un montón de veces por allí por lo que me dirijo hacia casa con ganas de llegar ya.

Han salido 34,5 km pero es una ruta con muchas variantes, se puede iniciar desde cualquiera de los pueblos, se puede hacer corriendo, andando o en tramos. Tiene un potencial enorme como atractivo turístico de naturaleza sobre todo para los dos pueblos. Yo la he hecho a trote cientounero, que es como se denomina esa forma de correr moderada y suave para largas distancias, que solo trotas cuando el cuerpo te lo pide, sin demasiado impacto. He tardado 7,30 horas sin apenas paradas.

Para quien esté interesado puede seguir el track

https://es.wikiloc.com/rutas-carrera/el-triangulo-de-sierra-blanca-70349565