miércoles, 29 de abril de 2020

9"8 El enigma de la capilla de la Misericordia





 Daría para una novela tipo Dan Brown, con Robert Langdon luchando contra una marbellense secta secreta, desvelando nuestros interiores más ocultos y huyendo con el Santo Grial que había arrebatado a sus legítimos herederos por la plaza de los Naranjos. Es lo fácil, la imaginación vuela y escribir cualquier fantasía siempre será más atractiva que intentar explicar algo desde el rigor histórico, una situación que, en ocasiones, es imposible, o casi.
Sucedió que un día, visitando la capilla de la Misericordia con Antonio Luna, que es quien mejor conoce cada rincón, me llamó la atención una epigrafía en una pequeña ménsula situada debajo del arranque de la pechina de la cúpula a la izquierda del altar. Grabado en la piedra y enmarcado en un trapecio invertido aparece una extraña inscripción 9”8.


Quedé sorprendido, no entendía nada ¿qué hacía una cifra tan rara ahí, tan escondida? No se ve fácil, hay que acercarse al altar y no tiene visión directa desde la nave porque es lateral. Me vino a la cabeza algún versículo de la Biblia, quizás estaría vinculado a algún hecho milagroso de San Juan de Dios o de la orden, ya que ese espacio de la cúpula fue una ampliación de la capilla desde 1687 cuando Carlos II cedió la asistencia a los hermanos de San Juan de Dios. La capilla puede ser adscrita cronológicamente a la segunda mitad del siglo XVIII. Lo raro de este asunto es que cuando hay programas iconográficos barrocos las epigrafías suelen ser frases y no números.



Pronto se disparó la fantasía que es el mayor enemigo de la razón y comencé a pensar en gematrías, numerologías, símbolos ocultos, tonos musicales, cálculo de proporciones constructivas, firma de canteros… todas descartadas. Volví pronto al oficio de historiador ya que a veces las explicaciones suelen ser más sencillas. No es lugar para complicadas disquisiciones simbólicas, es una humilde capilla de un humilde hospital.
Alguien, cuando lo grabó en la piedra, quería expresar algo, pero no a los fieles porque habría escrito la frase que quería transmitir bien visible. Su cercanía al altar con un programa iconográfico dedicado a la Virgen de los Reyes o Virgen de la Paz, que generalmente iba acompañado de las imágenes de San Pedro y San Pablo indica su posible relación. Lo que sí sabemos es que además de la Virgen estaba la imagen del Niño Jesús, llamado el enfermero. Pocos datos para tanto misterio. El programa iconográfico de la capilla (desaparecido en la Guerra Civil) tenía un carácter moralizante, de enseñanza de las virtudes practicadas por el Santo y, sobre todo, las relativas a la caridad.


Tras un rastreo por los versículos 9.8 de la biblia, los resultados son variopintos. Algunos no tienen relación alguna ni con los hermanos de San Juan de Dios ni con el posible programa iconográfico del altar. El Libro de Esdras en el Antiguo Testamento contiene una sugerente frase: “Sin embargo, ahora se nos concedió un breve momento de gracia, porque el Señor nuestro Dios ha permitido que unos cuantos de nosotros sobreviviéramos como un remanente. Él nos ha dado seguridad en este lugar santo. Nuestro Dios nos ha iluminado los ojos y nos ha concedido un poco de alivio de nuestra esclavitud” pero se refiere a los matrimonios mixtos de los judíos con personas de otras tribus, algo que no parece encajar en nuestra capilla.
El de Ezequiel, sobre la visión de la matanza de los culpables tampoco parece adecuado: “Y sucedió que mientras herían, quedé yo solo y caí sobre mi rostro; clamé y dije: ¡Ah, Señor Dios! ¿Destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?”. Lo mismo sucede con la alusión que se hace a los hijos de Dios en Romanos, aunque en este caso alguna posibilidad tiene por la referencia a que los hijos de Dios no son los de la carne sino los que indica la promesa de Dios: “Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes”.


En Reyes, en el pacto de Dios con Salomón, incluye una crítica al mal de la soberbia: “Y aunque ahora este templo es imponente, llegará el día en que todo el que pase frente a él quedará asombrado y, en son de burla, preguntará: ¿Por qué el Señor ha tratado así a este país y a este templo?”. Otra referencia al templo es la de la Carta de San Pablo a los Hebreos: “De este modo el Espíritu nos enseña que mientras esté en pie el primer recinto, el camino que lleva al Santuario no está abierto”. En Amós también se habla de castigo: “Yo, el Señor Soberano, estoy vigilando a esta nación pecaminosa de Israel y la destruiré de la faz de la tierra. Sin embargo, nunca destruiré por completo a la familia de Israel”.
Otros versículos si podrían encajar mejor en nuestra búsqueda al hacer mención a la justicia divina, como el 9.8 de Salmos: “Él juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud”. O el de San Marcos que pide una mirada a Jesucristo: "Y luego, como miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo” que encajaría con la inmediata presencia del Niño Jesús, el enfermero que se situaba en una peana a la derecha de la Virgen.


Disponemos, por último, de dos menciones al fin hospitalario del edificio, en concreto la del Éxodo que trata de la plaga de ulceras: “Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Tomad puñados de ceniza de un horno, y la esparcirá Moisés hacia el cielo delante de Faraón” pero, si bien, el contexto si podría definir bien el argumento, este 9.8 aislado se queda sin sentido. Más fuerza tiene el de San Mateo que narra la cura por parte de Jesús a un paralítico: “Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres” que no era más que la potestad del Hijo del Hombre para perdonar pecados en la tierra.
Hay una más, la de la segunda carta de San Pablo a los Corintios, que me llamó la atención: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”. La alusión a la solidaridad, a la caridad, a realizar actos misericordiosos destinados a los más necesitados y como tales rodeados de otras virtudes en este caso morales como la humildad, es uno de los emblemas de la orden hospitalaria.


Podría ser cualquiera de estas citas o ninguna. Las posibilidades son variadas teniendo en cuenta que existen muchos puntos en común entre las virtudes teologales y las de San Juan de Dios pero quizá haya que afinar un poco más. En la obra Chronología Hospitalaria el padre fray Juan Santos (1715) introduce numerosas referencias bíblicas que bien podrían servir, máxime cuando se utilizan hechos acaecidos a los apóstoles para la creación de la hagiografía del santo, por ejemplo en los Hechos de los Apóstoles 9 sobre la conversión de Pablo que en su versículo 8 dice así: “Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco”. Suceso que el fraile se encargó de comparar con lo sucedido al santo: “Ya tenemos a nuestro glorioso Padre, imitando al Apóstol San Pablo en la caída… Cae Juan de la yegua, socórrele María Santísima y oye que le dice, que aquel que lleva no es camino seguro”. Hecho que se vuelve a repetir sobre la entrada en Granada: “Derriba el señor del caballo a Saulo y le manda entrar en la ciudad de Damasco… El mismo señor en traje de Niño se le aparece a nuestro glorioso Padre San Juan de Dios y le envía a la ciudad de Granada”.


Tiene sentido. El versículo de los Hechos de los Apóstoles 9”8 narra un momento fundamental en la vida del santo que recorría la capilla con el programa iconográfico. No sabemos porque se optó por la fórmula numérica, ni sabemos si había otras epigrafías similares pero ese 9”8 estaba enfrente del niño Jesús, de la Virgen, de una bandera de hojalata con la cruz y la granada coronando el altar: “El Niño, nimbado de luz, le presenta en una de sus manos una granada entreabierta, de cuya parte superior sale una cruz resplandeciente, lo mismo que la Granada; con la otra le señala la granada diciéndole: Juan de Dios, Granada será tu cruz”.
La Chronología fue la única biografía del santo hasta que en 1963 Juan Ciudad Gómez Bueno publicó una historia de la orden, es decir que los hermanos de San Juan de Dios tuvieron como única referencia el libro de fray Juan Santos para desarrollar su programa iconográfico. La fecha de 1715 confirmaría la obra de ampliación de la capilla en los años posteriores a la entrega del hospital a la orden granadina.

1 comentario:

  1. puede ser el numero que tendria la capilla. si contamos de la encarna cion en
    dirrecion a la capilla, ¿que numero de cassa seria ?contad y vereis como es la 8

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