Siempre me ha llamado la atención el nombre de nuestra
montaña más simbólica: la Cruz Juanar y todos sus derivados, Juanar, Juanal,
Juana, Juaná… me preguntaba el porqué de tan extraño topónimo y si podía tener
algún significado pero no encontré nada. Seguí investigando y un día, como sin
querer que es la mejor forma de encontrar respuestas, leí una Sierra de Juan
Alnarejos relacionada con Marbella y que abarcaba lo que hoy conocemos por
Sierra Blanca. Aparece citado en un documento titulado
"Descripción de caminos y pueblos de Andalucía", fechado en 1744 que
se encuentra en la Biblioteca Nacional y sacado a la luz por José Jurado
Sánchez en el libro, Caminos y Pueblos de Andalucía (s. XVIII) publicado por
Editoriales Andaluzas Unidas en 1989.
Esta cita al tal Juan Alnarejos me hizo
rebuscar por tan extraño nombre sin encontrar más que un par de alnarejos en
toda España y algunos más altarejos que no parecían tener vínculo alguno con
nuestra sierra.
Hace pocos días, por casualidad, volvió el tema a estar
presente cuando me puse a recordar que no solo tenemos una Juana, sino una
cañada de Juan Inglés en la cara norte de Juanar y acceso a Istán, un Tajo y
puerto de Juan Benítez justo debajo de Juanar, un puerto de Juan Ruiz aún más
al sur e incluso un cerro de Juana Díaz al Este de Ojén.
En mis indagaciones (llámense también comeduras de coco),
descubrí que hay un Calar y peña de Juana y un cerro de Juan Cubierta en
Cazorla y un pico de Juan Pérez en El Burgo. ¡Cuanta casualidad que todos estos
que dan nombres a cerros, picos y puertos se llamen Juan o Juana!, además con
sus apellidos. Sería tema zanjado o fácil de zanjar si acudiéramos a la
explicación fácil del antropónimo: alguien en algún momento dejó su huella, de
hecho en más de una ocasión se han creado leyendas sobre algún fulanito que se
perdió y nunca más apareció en alguno de estos montes. No hay duda que en algún
caso pueda deberse a alguien, generalmente propietario del terreno que deja su
nombre estampado en la memoria. Sucede mucho con los huertos y cortijos pero
hablamos de orónimos, zonas áridas exentas de cultivos y generalmente sin
propietarios ¿Cómo es posible que un Juan Alnarejos de nombre a toda una
sierra?
Para un historiador el estudio de la toponimia es una fuente
inagotable de pistas, a través de ella pueden descubrirse importantes datos no
solo desde el punto de vista arqueológico sino también como un proceso
histórico. Sin embargo, para abundar en la toponimia es preciso ser filólogo;
son quienes interpretan la etimología con la facilidad de su profesión. A ellos
acudí porque en nuestro país hay muy buenos trabajos sobre toponimia y su significado.
No encontré nada que pudiera relacionar el antropónimo “Juan” con accidentes orográficos,
a veces nunca encuentras nada y es cuando el investigador entra en fase
terminal, la del abandono temporal o definitivo de esa ilusionante línea de
investigación que habías iniciado.
Pero hay que perseverar, la tozudez es virtud cuando está
bien dosificada. Encontré dos pequeños trabajos del profesor de la Autónoma de
Madrid, Emilio Nieto Ballester titulados “La toponimia de las fuentes en
España: una nota sobre algunos resultados del Lat. Fonte”, Revista de Filología
Española, 2000 y “Falsos antropónimos en la toponimia española: Fuente de
Mariguantes, Alto de Maripez, Mariagua”, en la misma revista en el año 2013 y ¡EUREKA!
Alguien hablaba desde un punto de vista científico de los juanes que abundan en
España.
Su interpretación me sorprendió en un principio, lo atribuye
a la expresión fuente o manantial, del latín fonte que en romance se convirtió
entre otras en Juan, que se halla extendido en una amplísima zona de la España
de habla castellana, que abarca la totalidad práctica de Castilla, Aragón y
partes de Andalucía.
Copio literalmente un párrafo del artículo “Falsos
antropónimos…” que lo explica con detalle: “El resultado guante, güente o su
evolución fonética a partir del del lat. fonte es seguro y está presente en
ejemplos del tipo Guanz (Loscorrales, Huesca), Os Guances (Gésera, Huesca), La
Güente (Santa Coloma, La Rioja), Gobantes (Burgos), Otero de Naraguantes
(Fabero, León). Básicamente se trata de un reforzamiento consonántico a partir
de *huante, *huente > *uante, *uente, con debilitamiento de /f/ inicial. El
resultado con aspiración está mejor documentado, pues son centenares los
ejemplos del tipo La Juambuena (Castilforte, Guadalajara), Juan Cerrada
(Cifuentes, Guadalajara), Fuente de Juan Podrido (Valdesaz, Guadalajara), La
Juan Podrida (Barrachina, Teruel), Juan Seco (Alcaudete, Jaén), etc.”
Tras este descubrimiento, tocaba saber por qué nuestros orónimos
son en realidad hidrónimos o, más bien, fuentes o manantiales. No hay más que
mirar el mapa adjunto para apreciar con facilidad que Juanar es punto de
partida de numerosos cursos de agua, es decir de nacimientos o fuentes, que
justo al sur donde se sitúa el tajo de Juan Benítez surge otro manantial y lo
mismo sucede en la cañada de Juan Inglés. Hace unos días paseaba por el puerto
de Juan Ruiz y las últimas lluvias nos han dejado un precioso arroyuelo, con su
cercana fuente, que llevaba años seco. Lo mismo sucede con el cerro de Juana
Díaz desde donde brotan varios manantiales.
De Sierra Blanca nacen numerosas fuentes que alimentan ríos
de corto recorrido que desembocan en la cuenca de Marbella. Muchos de esos
manantiales se han perdido para siempre, de otros brota un pequeño chorro que a
veces pasa desapercibido.
Que al menos con estos datos nos quede su recuerdo.
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