“La ciudad de Marbella «abrigada por sus pinares, besada por su mar», según frase de un ilustre literato inglés, es sin duda alguna el sitio ideal para residencia lo mismo en invierno que en el estío. Su posición topográfica al cobijo de su pintoresca sierra, que la libra de los aires norteños, proporciónale una temperatura uniforme y deliciosa de constante primavera. Siempre produce este bello rincón de la provincia de Málaga una singular atracción de simpatía. Pero cuando después de haber visitado detenidamente toda la Costa Azul francesa y la Riviera italiana, hemos vuelto a estar en Marbella, nos damos cuenta aún más de la justeza que envuelve su otro nombre «Costabella» con el que ya es corriente designada. Porque ya no es solo su belleza la del mar, sino el primor, lo interesante y alegre de su costa y de su cielo”.
No es una descripción incluida en un libro de viajes, no es un folleto promocional turístico, tampoco una reseña periodística, es el texto que comienza la memoria de un proyecto municipal de alcantarillado, de Saneamiento y urbanización del “Arroyo de la Represa”. Lo firma un perito aparejador en septiembre de 1935, diez meses antes del estallido de la Guerra Civil. Es un documento extraño por la acusada lírica de la presentación de lo que iba a ser la construcción de una alcantarilla, cubierta por una bóveda, desde el Puente Málaga hasta el mar, con el objetivo de “evitar las charcas pestilentes que producen los dos arroyos que discurren por el casco urbano, constituyendo focos de infección y pestilencia”. A Víctor Hugo, en su novela Los Miserables, las cloacas de París le inspiraban un raro sentimiento estético. Escribió que la historia de las ciudades se refleja en sus cloacas y Marbella aún se reflejaba en las tan estrechas y ruinosas como legendarias cloacas romanas y andalusíes.
Podemos notar cierta influencia de las obras de Ramiro Campos Turmo y también de las del novelista Alberto Insúa como se encargó de resaltar el aparejador: “Marbella tiene paisajes difíciles de describir por pluma alguna; de ella han tratado muchos escritores, sobre todo extranjeros, y entre los nuestros el gran literato, honra de la novela española, Alberto Insúa, que prendado de sus encantos y agradecido a su clima la hizo ofrenda delicada, hace años, de los primores de su pluma en artículos y conferencias”.
La Guerra Civil impidió la ejecución del proyecto y no fue hasta 1964 cuando se retomó para que por fin, por primera vez en nuestra historia contemporánea tuviéramos una red de saneamiento digna. El embovedado propició la apertura de una calle, pomposamente calificada de avenida quizá para que su hermanamiento con la tunecina ciudad de Nabeul no quedara en desaire. Son otras alianzas de civilizaciones.
En este invierno de chuzos, asomado en la desembocadura del embovedado arroyo, recordaba las palabras de mi amigo Juan Antonio Iborra sobre los peligros de adentrarse en nuestra red de saneamiento, tales como los de cruzar ciertos umbrales del pasado. Presencio como el agua evacua con furia la historia de la ciudad e intento descubrir esas historias depuradas y filtradas, entre ellas que el turismo fue un invento anterior a la Guerra: “Su temperatura, aún más suave y constante que la de Málaga, unida al placer del viaje por la bellísima carretera de la Costa, prestan un doble interés a su visita, y es muy corriente que los turistas, sobre todo si son ingleses, «prendan» allí fijando su residencia estival o invernal en su ideal ámbito”.
Costabella fue a la belleza del paisaje lo que la Costa del Sol al turismo de masas. A la par que menguaba la primera denominación, el paisaje se deformaba y la belleza se sustituía por artificiales “typical spanish”, la costa se insolaba de riquezas, cegada por un resplandor dorado y tintineante.
En 1953, se atisbaba que Marbella no iba a ser dueña de su destino, que incluso nos estaban cambiando el nombre, como lo expresaban los munícipes un tanto alarmados por el inicio de una campaña desde Madrid, con artículos periodísticos de José María Pemán y Ramón Ledesma Miranda: “en relación con las denominaciones que se adjudican a nuestras costas, se debe hacer constar que las mismas ya tienen su nombre de antaño, cual es el de «Costabella», nombre propio que no se confunde con ningún otro de procedencia extranjera”. El Primer Teniente de Alcalde, Guillermo Alcalá López, propuso que la petición se hiciera llegar al Ministro de Información y Turismo, Gabriel Arias Salgado, pero fue inútil, la maquinaria gubernamental engulló a las Costas del Sol de Estoril, Almería, Granada y Benicarló, para convertir la nuestra en la más soleada de las costas, con el sol de cara y la Falange detrás.
Gracias por este interesantísimo artículo en el traes a la memoria la denominación Costabella. Citas como uno de los precursores a Ramiro Campos Turmo, a quién Marbella le dedicó el nombre de una de sus calles, él escribía:
ResponderEliminar"Costabella (Málaga-Algeciras-Ronda) es una región de poesía y ensueño, formada por caricias de sol, espuma de mar y hechizos de Andalucía...", lástima que sus "notas para su implantación" sobre "El jardín de España en Marbella" y en el que aportaba la idea de construir un jardín-carretera desde Marbella a Istán, bordeando Sierra Blanca, se quedara en una idea mas bien romántica, casi utópica diria yo, incapaz de vencer la voracidad de intereses, tanto políticos como económicos, despertados por nuestra querida Marbella.
Quiero poner énfasis en tu acertada frase "Costabella fué a la belleza del paisaje lo que la Costa del Sol al turismo de masas...", de la que estoy en total acuerdo.
Gracias nuevamente.
Saludos
precioso tu articulo de ayer, no sabia lo de Nabeul, cuando nos hermanamos con ese pueblo?.Como idea podrias escribir sobre los personajes que dan nombre a nuestras calles , creo que seria interesante. Un saludo
ResponderEliminarConocí a Ines Soriano,unica hija de Ricardo, y tuve el placer de llamarla siempre Tia Ines. Me contó montones de historias de los principios de "la feria de vanidades" en que nos hemos convertido hoy. Pocos Marbellenses saben quien es D.Ramiro y la importancia que tuvó su presencia en Marbella. Es cierto, te pregunto, que el gentilicio "Marbelli" fué acuñado por Victor de la Serna y que incluso relegó al marbellero o marbellense. Gracias
ResponderEliminarGracias por tu comentario Escolástico. Ramiro Campos Turmo fue un precursor y como tal ha sido reconocido en diversas publicaciones. Con todo existe gran cantidad de trabajos poco conocidos que realizó en los años veinte y treinta. Todo se andará.
ResponderEliminarPepe, el hermanamiento con la ciudad de Nabeul fue en 1968. Seis jóvenes de Nabeul (Túnez) fueron admitidos en el Hotel Escuela para su formación y recibimos la visita de 20 miembros de la Unión Regional de Mujeres Tunecinas.
Gracias por lo de la idea de las calles, cuando surja algún tema interesante lo intentaré.
A la bloguera La-de-Marbella contestarle que no fue Víctor de la Serna quien acuñó el gentilicio "Marbellí", es más antiguo, quizá el más antiguo y medieval.
Gracias, ya decía yo. Me gustaría saber si sabes algo de la historia de la casa que hace esquina con calle Carmen, cuyo acceso se encuentra en una placita frente a lo que fue la tienda de telefonica. La recuerdo de niña como pensión. Tambien tengo recuerdos vagos de historias interesantes respecto a ella que oí contar a mi abuela. Sería estupendo que supieras algo de su historia o me dijeras donde leer a proposito de ello. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarTendría que indagar sobre la casa en cuestión, porque no recuerdo nada sobre ella.
ResponderEliminar¿por qué no cuentas alguna de esas historias?
Porque no sería exacta, tendría que imaginar lo que no recuerdo y eso sería novelar. Cosa que haría encantada si encontrase mas base en que ambientarme. Recuerdo la casa por dentro. Al menos la primera planta y la cocina. Maru (ARTE Y GRABADO) conoce como yo algo. Alguna vez he tratado el tema con ella, pero creo que su memoria y la mia al respecto corren parejas. De niña no se siente el mismo tipo de curiosidad que de adulta, asi que no es raro.No obstante, contaré algo
ResponderEliminarEl hecho de estar en Marbella,según me comenta un amigo madrileño que cuando tiene ocasión no la pierde para venir,produce una descarga de dopamina similar a una potente droga.Yo le digo que exagera pero me replica que se nota perfectamente conforme te acercas por carretera. Más cerca o más lejos entre Cabopino y Rio Real dice que nota un cambio de ánimo espectacular,que no lo abandona hasta que se aleja del lugar.
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