Quizá no haya transcurrido el tiempo suficiente para narrar lo vivido en la Comisión Gestora que gobernó la ciudad y de la que tuve la prerrogativa de participar. No quisiera usurpar la portavocía de su herencia yacente, ni siquiera transfigurarme en su defensor más firme, sólo ofrecer mi opinión, cierto que interesada, mas no mediatizada o intimidada, ni entonces ni ahora. Es la primera vez que expreso opinión pública sobre el tema, quien sabe si es la última porque las medias verdades suelen ser igual de medias que las mentiras y aún escuchar reprobaciones absolutas, así que alabanzas desmesuradas, produce algo de desazón, cada vez menos aversión y nada de daño, pero lapidar su imagen a base de menosprecios categóricos manifiesta injusticia, su reincidencia obsesión.
El paso de los años dulcifica la memoria con el peligro de quedar dormida, por eso ofrezco estas líneas con cariño en la evocación y mesura en la mirada. Éramos dieciséis, convencidos por los partidos políticos que nos propusieron para afrontar un cambio radical en nuestras vidas, para gobernar una ciudad asolada por la corrupción, que precisaba de manos diestras, altas dosis de sabiduría y no menos conocimientos sobre administración local, aunque seguro carecíamos de algunas de esas premisas. Entre nosotros, personas de diferentes profesiones, oficios e ideologías, apenas nos conocíamos. Había militantes de partido, simpatizantes o simplemente independientes. Los habría buenos, regulares y malos, unos mejores para lo público otros para la gestión, pero no seré yo quien los distinga pues entraría en el erial de la subjetividad, un campo de filias y fobias tan personales como arbitrarias.
Mi balance de esos catorce meses no es triunfal ni fatal, no fue lo bueno que podía esperarse o requerirse -mayúsculas expectativas se crearon-, pero tampoco lo malo que algunas voces interesadas han querido y persisten en mostrar en la búsqueda de culpables de actos pasados. El interés partidista cargado de electoralismo fue la causa de variados conflictos, erráticas decisiones e inacciones de gobierno. Los partidos políticos entraron a saco, manejaron los hilos de los vocales que lo permitieron, manipularon voluntades y opiniones públicas y privadas. Nada ni nadie quedaba en apariencia fuera de su control, salvo los que debido a su firmeza, llámese así a los que anteponían su ánimo de libertad y obstinada independencia, gestionaron asuntos tan impopulares como necesarios. Fue amargo día aquel que se rompió el consenso y la unanimidad.
Hubo tantos errores como aciertos, grandes ejercicios de lealtad en paralelo a no menores traiciones, gestos de nobleza frente a burdas conjuras, malos consejos que propiciaron resoluciones desafortunadas, largas reuniones de interminables debates, momentos de satisfacción rayanos a la felicidad, desvelos, preocupaciones, berrinches, sensaciones de desamparo, estados emocionales de derrota, incluso dramas personales.
Les recuerdo a todos, sus gestos, palabras, actitudes, virtudes, humildades, vanidades y soberbias, los ambiciosos aspirantes a políticos y los candidatos a renacer como seres más humanos. A los militantes sus partidos les recompensaron, a algunos vocales el destino les tenía reservada una sentencia cruel, otros obtuvieron manumisión de conciencia, los menos volvieron a sus profesiones. Fue un conjunto de personas que merecen la mayor consideración y respeto, porque con denodado esfuerzo y ánimo temerario arriesgaron mucho, porque frente al lenguaraz hábito crítico español desde la barrera del acomodo, se demostró que un ayuntamiento en quiebra, con sus estructuras administrativas devastadas y sus cimientos éticos desvalijados, podía funcionar, la legalidad recuperarse y la honestidad enarbolarse.
De vez en cuando, el próximo 21 de abril es el cuarto de los aniversarios, un pequeño grupo de amigos nos reunimos para celebrar nuestro nombramiento, aunque simplemente sea por la satisfacción de habernos conocido. Este año es más estrecho el punto de encuentro. Compartimos tristezas, alegrías, evoluciones y carreras pero, sobre todo, intentamos que la nostalgia nos invada, que la memoria se mantenga firme e indemne, tanto, al menos, como nuestras convicciones sobre los valores que deben acompañar a la política, tan distantes y extraños a los actuales.
“De la independencia de los individuos, depende la grandeza de los pueblos”
José Martí
Efectivamente, mayúsculas expectativas se crearon y hubo tantos errores como aciertos pero tampoco seré yo quien juzgue a la Gestora.
ResponderEliminar“Si me hubieran hecho objeto sería objetivo, pero me hicieron sujeto”
José Bergamín
¡Ojú qué bueno!, ... que cada uno se aplique lo que más se acomode a su inteligencia.
ResponderEliminarIgual le escuece a alguien, pero quien se pique es porque ajos come.
ResponderEliminarComo ciudadano de Marbella sólo abrigo un sentimiento hacia las personas que de una forma u otra conformásteis la llamada "gestora" y es el de profundo agradecimiento.
ResponderEliminarArdua tarea la de enderezar el rumbo de una nave de muy dificil navegabilidad o prácticamente hundida, también creo fue mínimo el tiempo de actuación para ver grandes frutos.
Tu artículo de hoy lo entiendo emanado desde la sinceridad, te diría lleves a gala haber podido ser útil a tu pueblo aunque el balance de esos catorce meses no fuera para tí todo lo bueno que podías esperar.
Comparto plenamente tu última reflexión sobre los valores que deben acompañar a la política, si en algunos casos existieran ""otro gallo cantaría"".
Un abrazo
Yo como ciudadana agradezco a la Gestora el trabajo que desarrollaron durante 14 meses. Como humanos que somos, ellos tambien, hubo cosas buenas, malas y mejorables. Cierto es tambien que de no haber mediado las elecciones por medio ý habiendoles dejado la independencia a que hacian gala los partidos, este grupo de hombres y mujeres podian haber hecho mas y mejores cosas. Yo recuerdo una visita a urbanismo de la mano de J. de Luis pocos días despues de constituida la gestora con especial cariño y asombro ante lo que pude ver. Tu,has sido Paco uno de los miembros mas admirados y queridos pòr el pueblo tras tu paso por la gestora. Y es un honor para nuestro pueblo que dejaras catorce meses de tu vida al servicio de los demas. Un saludo cariñoso
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