Fue en el año 1961, José Banús Masdeu compraba una de las fincas más productivas y extensas de Marbella. Parte de ella era antigua colonia agrícola, que había menguado su productividad con los años y que se ofreció en el mercado para transformarse en la mayor urbanización de la Costa del Sol, con una de las más célebres marinas españolas, referente internacional, símbolo de la ciudad, de triunfante marchamo, que daba sentido y cobertura a los planes de desarrollo, a la primaria legislación turística y a la apertura de España al mundo.
Banús, calificado como el constructor de la España franquista, había hecho fortuna con algunas obras públicas importantes como los accesos al Valle de los Caídos, el puerto de Bermeo, estaciones de ferrocarril y promociones privadas como la colonia residencial Mirasierra y los barrios de la Concepción y El Pilar en Madrid, además de diversas promociones menores en el barrio de Simancas, Moratalaz, Villaamil y San José de Valderas todas en Madrid. Sus inicios como constructor se remontan a la posguerra con el suministro de grava a las obras públicas de Madrid. En la mayoría de sus empresas utilizaba como mano de obra, primero a presos de guerra y posteriormente presos políticos, reclutados por medio del Patronato de Redención de Penas. Estos reos solían residir en campamentos construidos a pie de obra. Considerado un adelantado para su época, fue el primer promotor-constructor español en realizar operaciones urbanísticas de gran escala desde el sector privado.
Francisco Franco Salgado-Araujo tenía similar opinión sobre el personaje. En sus conversaciones con el Caudillo narra una anécdota fechada en 1963 que trataba de un intento de Sanchiz por convencer a Franco para que comprara a Banús los terrenos que había adquirido en Marbella porque decía que ya estaba arrepentido de la compra, pero la opción fue rechazada. La contestación del Generalísimo, según su primo que hablaba de oídas, fue la de interrumpirlo secamente, “diciéndole que debía ocuparse de regar su jardín y procurar que las vacas no estuviesen tan delgadas”.
Junto a Sanchiz, Banús nombró a Antonio Correa Veglison director general de la sociedad promotora Puerto Banús S.A. Consejero nacional entre 1943 y 1970, ingeniero de profesión, Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento en varias provincias, Director General de Economía y Técnica de la Construcción, Inspector General del Ministerio de la Vivienda, Comisario General de Urbanismo de Madrid, formaba parte del grupo denominado los cuarenta de Ayete, consejeros nacionales vitalicios que disfrutaban de un importante grado de confianza de Franco con el objetivo de defender los valores del Régimen. Personaje vinculado al turismo, en 1964 preside la ponencia sobre “Promoción y acondicionamiento de zonas turísticas” en la primera Asamblea Nacional de Turismo.
La sociedad Banús Andalucía la Nueva S.A. tenía como director gerente a José María Piñar Miura, alcalde de Sevilla entre 1947 y 1952 y consejero nacional en representación del municipio hispalense. Sin embargo, el círculo más cercano de Banús, el de confianza, estaba formado por el procurador sevillano Santiago Gutiérrez, además de sus sobrinos Isidro y José Banús Puig.
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