El interés por Marbella como destino turístico crecía considerablemente desde mediados de los años cincuenta. El Estado había elegido la ciudad como lugar de interés preferente para su desarrollo económico. Comenzó un proceso de compra y urbanización de los mejores terrenos al sur de la carretera nacional 340. Numerosos cargos públicos optaron por construirse su residencia veraniega; aristócratas y empresarios aprovechaban las facilidades de urbanización que ofrecía un término municipal prácticamente virgen.
En este ambiente, la urbanización Los Monteros fue el objetivo del escalafón superior de la jerarquía franquista; reservado para la élite, para la familia del Generalísimo y su círculo más cercano y detrás de ella estaba José Antonio Girón de Velasco, importante personaje del régimen que acumuló cargos como el de Ministro de Trabajo durante 16 años, consejero del Reino, procurador en Cortes y destacado dirigente de la Falange.
Su relación con Marbella se había iniciado en los años cuarenta con varias medidas administrativas para mejorar las condiciones de vida, acompañadas de importantes inversiones. En 1941, el mismo año en que fue nombrado ministro, Luis Blanco Soler presentaba el proyecto fracasado de un edificio para colonia infantil. En 1945, como alternativa, el Ayuntamiento cedió a la Organización Juvenil de la Falange o Frente de Juventudes el Campamento Vigil de Quiñones. En 1949, la O.J.E. adquiría el antiguo convento de San Francisco, que se convirtió en albergue juvenil. Girón, en sus visitas se alojaba en la casa del antiguo Vivero Forestal del Estado, actual parque de la Constitución, en primera línea de playa. Su vínculo con Marbella tomaba forma por medio de la acción política de la Falange.
En 1948, la Junta Nacional del Paro, dependiente del Ministerio de Trabajo, concedió al municipio una subvención de 343.000 pesetas, cuando el presupuesto municipal del año anterior había sido de 700.000, en una ciudad que le mostraba su agradecimiento por tan generoso rasgo para “importantísimas obras de urbanización ya iniciadas”. Un año antes, durante la presencia del General Franco en Málaga, las crónicas resaltaron la fugaz visita que su esposa, Carmen Polo, había realizado a la zona de Las Chapas, en el entorno de Los Monteros, sin clarificar cuál era el objetivo del viaje. En 1953, las actas municipales relatan el viaje del alcalde Francisco Cantos a Madrid, que volvió con un compromiso por parte de Girón para invertir 350.000 pesetas en la avenida José Antonio, zona de ensanche de la ciudad, y en la construcción de un matadero.Por aquellos años, fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad: su altruismo -o el de su ministerio- parecía formidable. Había donado un millón de pesetas para la construcción del mercado municipal; medio millón para la creación de una industria artesanal de transformación del esparto gestionada por la iglesia local y otro medio para que se iniciaran las obras de su sede en el antiguo convento de la Trinidad. Millón y medio de pesetas fue la dádiva aportada para construir las Escuelas Parroquiales Profesionales María Auxiliadora en el Castillo. Su amistad con Monseñor Rodrigo Bocanegra y el alcalde Francisco Cantos Gallardo eran patentes, conformando el núcleo de poder local para el relanzamiento de la ciudad. Los benefactores Girón, Fernández Cuesta y el mediador Saturnino González Badía pusieron el nombre de Marbella en el mapa de El Pardo.
Tras su destitución como ministro en 1957, se trasladó a Fuengirola y comenzó a desarrollar diversos y misteriosos negocios inmobiliarios, en los que nunca apareció como titular. Diario 16, en su edición de 19 de abril de 1977, en un artículo titulado “Más acá de toda sospecha”, reveló una larga lista de propiedades en la Costa del Sol y varias sociedades inmobiliarias que adjudicaba a Girón pese a no aparecer como titular en ninguna (Boquetillo, Iberosur, Proimasa, Proifusa y Sohail). La polémica comenzó dos años antes con la publicación de un artículo de Miguel Ángel Aguilar en el número 32 de la revista Posible, “Urbaniza que algo queda”, que tuvo como consecuencia una querella de Girón por injurias y calumnias contra el periodista, siendo finalmente condenado y posteriormente amnistiado.
Su primera compra conocida, la de la finca Santa Amalia en Fuengirola, se efectuó en 1949 por Eva Woehler Lindquist, esposa de Juan Hoffman, por 15.000 pesetas; un año después fue comprada por la misma cantidad por María Josefa Larrucea Samaniego, esposa de Girón, un procedimiento que se repitió con otras propiedades.La única adscripción conocida a José Antonio Girón al sector inmobiliario fue el ostentar, entre 1964 y 1970, la presidencia de la Cooperativa de Promotores de la Costa del Sol, entidad de la que había sido cofundador. Considerado uno de los personajes más ricos de la época, este dirigente falangista mantuvo su poder incluso en los estertores del régimen, cuando su nombre entró en la terna para sustituir a Carrero Blanco.
Sus vínculos con la urbanización Los Monteros fue relatada por Juan Carlos Reina: “Era vox populi que se trataba de un negocio del dueño del banco, Ignacio Coca, y de José Antonio Girón, pero tal afirmación nunca tuvo respaldo legal. No obstante es de público dominio que, durante su etapa de ministro de Trabajo, Girón hizo señalados favores al banquero”. Fernando Alcalá profundizó en el tema y constató la presencia de Girón en los inicios de la urbanización: “A comienzos de la década de los cincuenta Los Monteros pertenecía a Doña Aurora González, viuda de Gámez, residente en Fuengirola. Fue esta señora quien vendió al banquero don Ignacio Coca, aleccionado, según se cuenta, por su amigo y condiscípulo el ministro José Antonio Girón, ya establecido en aquella localidad y que como conocedor de la costa malagueña había adivinado las posibilidades urbanísticas de la finca. Fue Girón quien se ocupó de preparar la infraestructura de la futura urbanización (plantación de árboles y plantas, construcción de accesos, captación de agua…) actuando como si fuese dueño, por eso no dejó de sorprender su alejamiento de la empresa que, al parecer, ni fue deseado por él, ni cordial...”.
En 1959, la urbanización estaba preparada para su construcción. Por esas mismas fechas, se edificaba el Centro Cívico. Constaba de hotel, motel, club de lujo, piscina pública, tiendas y oficinas en diferentes cuerpos unidos por las zonas ajardinadas. Tres años después se presentaba un proyecto de ampliación por la empresa suiza que había adquirido el hotel, en el que se preveía la construcción de un edificio de nueva planta con un estilo que calificaba el arquitecto Manuel Sierra Nava como “que no se sabe de donde es”, quizá debido a las imposiciones de los nuevos dueños la cadena Ring Hotel, que desvirtuaba el lenguaje pretendido en la urbanización, pues frente a la sencillez original del establecimiento se planteaba un edificio bastante anodino, alejado del carácter y la personalidad planteada inicialmente en los programas de viviendas piloto y en el primer hotel. Existieron problemas en los pagos de la compra que finalizaron en pleito y con sentencia de reversión de la propiedad a la sociedad Los Monteros.
El hijo de Girón de Velasco, Carlos, en declaraciones al periódico Málaga Hoy, en noviembre de 2008, con motivo de la retirada de las distinciones otorgadas por la Diputación Provincial durante el franquismo, revela que su padre fue el impulsor de Los Monteros y que era el propietario de la finca: “Imagino que también propondrán tirar el hotel porque mi padre era el dueño del suelo”.
Nadie ha propuesto su demolición, por el contrario ha resistido un embate cruel y se apresta a su reapertura como ave fénix de las cenizas resultantes de ese juego canalla de las finanzas impersonales. Su historia ha sido difícil, acaso ninguna crisis tanto como la más reciente. A su director, mi buen amigo Salvador Ríos, le vuelven a brillar los ojos. Se ha enfundado el traje de faena. La ilusión es el mejor de los motores en el mundo laboral, la confianza el eje, el ánimo el combustible que hará rodar de nuevo ese pedazo de marbellense historia y ahí estarán los trabajadores para recordarnos que su resistencia no ha sido en vano.
PERDONE, PERO LA O.J.E.(ORGANIZACIÓN JUVENIL ESPAÑOLA) FUE CREADA EN 1960. SEGURAMENTE QUISO DECIR FRENTE DE JUVENTUDES 1941-1958
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