jueves, 14 de octubre de 2010

La Costa del Sol de Málaga




“La agricultura es la principal fuente de riqueza de Marbella: las tierras ricas y bien regadas, por arroyos y ríos y también por medio de pozos, dan dos o tres cosechas anuales. El campo está dividido en minifundios, que hace que los trabajos agrícolas se efectúen con instrumentos primitivos: no es difícil ver en algunas casas de campo el arado romano”. Así vendíamos nuestro potencial turístico en 1960. El texto es un extracto de una guía turística del litoral de la provincia publicada por Ediciones La Garza.

Las librerías de viejo son orfanatos de la palabra. A veces, entre el polvo de la desmemoria y el desorden, suceden agradables encuentros, fue uno de esos días que la rebúsqueda me dobló el espinazo más de lo acostumbrado, como si lo recibiera con una reverencia. Cuidada y semioficial edición, cincuenta ejemplares numerados, con un amplio equipo de colaboradores, bajo la dirección de Elena Villamana y León Sanz Jiménez, buenas fotografías, mapas y planos y, lo que mejora aún más su calidad, dibujos de Rafael Pérez Estrada y Enrique Brinkmann.


Describe una Marbella en ciernes, rayana al paraíso, en escena lírica y hasta onírica: “Entre oleadas de verdores de infinitos matices, los limoneros lucen sus gemas amarillas sobre las que se inclinan los famosos surtidores árabes de las palmeras; granados que parecen sostener llamaradas de fuego; altos cipreses; árboles frutales y este copudo pino que nos da su generosa sombra. A las laderas de la sierra se atreven los almendros que en enero han reventado ya sus ramas en suave espuma rosada, mezclados al árbol de la paz; hondonadas con cultivos de huertas, naranjos cuajados de frutos o con el perfume sensual de sus flores; geranios, vahos de la tierra y de las flores silvestres”.



La fragilidad de su paisaje es conmovedor retrato de una marbellense belleza, presa fácil y barata: “Vibra en el escenario inmenso la luz, la luz hiriendo las casas blancas esparcidas entre la pompa de la exuberante vegetación. Desde aquí dominamos la bahía espléndida, llena de sol, en la que las embarcaciones se mecen sobre el esplendor de las aguas llenas de pinceladas blancas intensamente luminosas”.

Once mil hectáreas de extensión, diez mil habitantes, agricultura de cereales y viñedos, bosques con restos de alcornoques, 100 embarcaciones y 500 marineros. Como única industria de transformación la del esparto del Patronato Nuestra Señora del Carmen. “Se abastece de agua potable de un manantial llamado Puerto Rico. Tiene Aduana, central de teléfonos y telégrafos y administración de correos”. Buenas carreteras, calles bien pavimentadas y limpias. Un albergue del Frente de Juventudes en el que “se han cuidado los menores detalles de comodidad y belleza”. Un campamento, el del Pinar “con una capilla de rústico encanto”. “Un gran mercado de Abastos… y dos edificios: uno que alojará la Escuela de Flechas Navales, al final del Paseo Marítimo y otro el Instituto Laboral”.

Por tener, entre tanta edulcoración, hasta un acto heroico: “… las gentes de Marbella están avezadas a la lucha; por eso cuando en la Pascua del Espíritu Santo, en el año 1621, una escuadra de corsarios turcos pretende sacar al amparo de las torres de Marbella cinco naves de mercaderes amigos, los marbelleses se defienden y fuerzan al enemigo a retirarse”.



En la carretera se aprecian cambios: “El Hotel Alhamar entre un manto verde… el Hotel Artola y más pinos formando bosque… En el kilómetro 202 una gran empresa Marbe, S.A. está urbanizando por estos contornos… La original Venta de las Chapas… La Ciudad Sindical en construcción… El Hotel Ricmar como un juguete…A la salida justamente de Marbella, está el Hotel San Nicolás y cerca de él el servicio de gasolina. Más adelante un acreditado restaurante, Casa Ramón… El Respiro, bungalows, lugar como otros, que ha preferido al hotel tradicional en un solo edificio la diseminación de departamentos en el campo. Lo mismo ocurre con el Hotel Marbella Club, una finca dedicada ahora a recibir en los graciosos departamentos, en su pradera de césped, la visita de los turistas… El Rodeo, esconde sus bungalows entre el colorido de las buganvillas… el magnífico Hotel Guadalmina”.

La Marbella descrita y la guía cumplen cincuenta años. Un aniversario, como todos, de páginas amarilleadas, luces tenues y empecinadas nostalgias que descuelgan los malos recuerdos por pesados. Fue el resultado de una versión oficial, de la acotación de un espacio turístico, con una denominación creada ex profeso. No hubo margen para la improvisación, tampoco para la casualidad y mucho menos para la ingenuidad.

1 comentario:

  1. “…la recoleta e ilusionada ciudad de diez mil habitantes, que soñaba con ser una gran urbe turística, vuela y ve cumplidos sus sueños.” (Crónica de Marbella, de Fernando Alcalá Marín)

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