Escribía Vicente Verdú en el estimulante ensayo “El estilo del mundo” que “el medio procura vida social. Posee la clave para hacernos imagen y con ello concedernos el don de la circulación mediática. Somos así más vivientes al hacernos imágenes: «imaginándonos». Las gentes más comunes se afanan por aparecer en las pantallas, llegar a ser televisadas, otorgar valor a su vida, conferirle el necesario valor escénico porque sin esa convalidación la vida se vela”.
Así es, somos imagen y la única duda, que no es tanta, consiste en discernir si la persona busca al medio o el medio a la persona. La respuesta es que hay una interdependencia mutua, se necesitan. Marbella Express se ha convertido en una herramienta de poder, del poder de las imágenes, decide quien es y quien no es, es el eje sobre el que gira toda la vida social, cultural y política de la ciudad, porque hacia los miles de periódicos que se reparten cada día dirigen su mirada miles de lectores-espectadores, ávidos de noticias-imágenes, que valen más que mil palabras, que emiten sencillos mensajes fotografiados, que retratan personas, pero también reproducen sus estados de ánimo, fijan sensaciones, captan acciones y exponen, sin ambages, presentes y ausentes, humildades y vanidades, estilos y talantes.La palabra escrita parece, de este modo, relegada. Un complemento de la fotografía, un suplemento para los que gustan profundizar en el nombre, el hecho y sus argumentos, para lamento de los que escribimos con cierta periodicidad devanándonos el seso en sesudas reflexiones, si bien en nuestro descargo o consuelo he de afirmar que se equivoca quien piensa que nadie lee Marbella Express, porque en mi caso recibo numerosas muestras de lo contrario, de lectores sagaces, cargados de espíritu crítico que saben diferenciar perfectamente el grano de la paja, que gustan de unos y no tanto de otros, que opinan sobre tendencias y razones.
En este millar de ejemplares, miles de fotografías han plasmado la imagen de cientos de miles de personas. Son de Marbella, en diferentes actitudes y ambientes. Podrían ser clasificados según su gradación social, también dependiendo de la actividad, pero me inclino por un inocuo juego de gentilicios, oficiales y no tanto, que dibujan ese ambiente de Marbella tan diverso. Pueden entenderse como adjetivos que denotan procedencia, pero también ascendencia, abolengo, rancias raigambres, hábitat, vecindades y afiliaciones. Descubra cual es el suyo, el que lo identifica o con el que se siente definido: usted puede ser marbellense, marbellí, marbellero, marbellano, marbellés, marbellita o marbellitano. Es probable que no se sienta reflejado en ninguno y simplemente se considere ciudadano de Marbella, la mejor opción.Unos han posado en estas páginas, pocos fueron cazados desprevenidos, algunos persiguen la foto, otros las rehúyen, los menos se muestran indiferentes, todos le echan un vistazo, formando un compendio, una enciclopedia social propicia a cualquier estudio antropológico de usos y costumbres del pueblo en todas sus versiones. Las Marbellas de Marbella en estado puro. De la alta sociedad a las más populares.
Fiestas, homenajes, festividades, procesiones, actos, eventos, sucesos, acontecimientos, aniversarios, celebraciones, nada ha escapado a la mirada de estos fotógrafos todoterreno, currantes del objetivo, artistas de la cotidianidad, cuyo bagaje se presenta como extraordinario fondo documental, un almacén de memoria gráfica, una medición del pulso de la ciudad y su vitalidad, porque Marbella está viva, su pulso es rítmico, su ánimo festivo. De tantas imágenes podría concluirse que la ciudadanía, también la clase política, goza de buena salud, disfruta, es feliz, pues todos sonríen. Aparecen con sus mejores galas, junto a sus mejores amigos, compañeros, socios, camaradas, hermanos o conocidos de conveniencia y empresa.
Guy Debord en “La sociedad del espectáculo” decía que “allí donde el mundo real se transforma en meras imágenes, las meras imágenes se convierten en seres reales… y cuando la necesidad es soñada socialmente, el sueño se hace necesario”. Esta es una de las claves del poder, del poder de las imágenes y en Marbella Express se trabaja duro para conseguirlo. ¡Enhorabuena!.
Interesante y analitica tu entrada de hoy. A mi no me gusta retratarme ni para bien ni para mal. Sin embargo conozco a personas que te clavan el codo en las costillas desplazandote para poder salir en la foto. Las fotos del diario que mencionas es a mi parecer una formidable campaña de marketing. La gente, nosotros los lugareños, lo buscamos y miramos a diario mas por lo que muestra que por lo que dice. Muchos por remembranza, pocos por arrogancia, los mas por nostalgico recuerdo del "esplendor en la hierba". Muy buena reflexión.
ResponderEliminarEnhorabuen: está muy bien reflejado.
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