Fue en el año 1970 cuando se produjo una importante reforma de la enseñanza, la Ley General de Educación establecía los grados de la Educación General Básica, más o menos en lo que hoy se conoce por primaria y los del Bachillerato Unificado Polivalente, equivalentes a la secundaria actual. La adaptación de los centros educativos fue difícil, porque eran insuficientes y estaban mal dotados. Algunos como el coqueto y familiar colegio Summa de la calle Finlandia, dirigido por doña Carmen Duque, no cumplían con la normativa y tuvieron que cerrar. Mi padre con tres hijos en edad de aprender se vio obligado a buscar nueva ubicación.
Recalamos en el de Leganitos, nombrado de los Hermanos Gil Muñiz, junto a cientos de niños en similar situación. Tal fue la falta de plazas que habilitaron aulas en los bajos del edificio de viviendas de los profesores y partieron mi curso a media jornada en dos turnos de 45 niños, lo que supone una ratio de 90, muy alejada de los 25 actuales. Cuando en mis tiempos de la gestora las AMPAS se quejaban, con toda la razón, de ratios con 28 o 30 alumnos, recordaba como nos apiñábamos en esas pequeñas mesas que lijábamos y barnizábamos anualmente como un ejercicio más de pretecnología. Años después se crearon tres clases por curso, A, B y C que además de clases eran clases sociales, los listos, los menos listos y los desahuciados. Cruel jerarquía.
Fueron años bonitos. Recuerdo como me encantaba entonces ese austero uniforme de pantalón marrón tergal, camisa beige espartana, rebequita marrón y una corbatilla innombrable que se sujetaba con una goma alrededor del cuello. Formábamos bajo la atenta mirada de doña Loli, la directora, y a su alrededor Salvador Alba, Francisco Martín, Francisco Orgaz, Juan José, Enrique, Joaquín, Consuelo, Ana, que permanecen en ese rincón de la memoria donde se guardan los más gratos recuerdos. Lloré con amargura el fallecimiento de don Salvador, educador en valores, en el respeto a la persona y en su libertad. Maestro.
Con la democracia, la educación pública adquirió impulso. Comenzaron a construirse centros escolares, la ratio al fin se redujo y la enseñanza mejoró todos los sentidos. Era y es uno de los pilares de la democracia. Un derecho y una obligación. Con los años, a la par que crecía la población escolar se construían más centros, siempre al rebufo de los vaivenes demográficos. Las Circunstancias tornaron a peor en los años 90. El enfrentamiento institucional entre el Ayuntamiento gilista y la Junta de Andalucía, con numerosas complicaciones derivadas de actitudes delictivas y políticas estúpidas comenzaron a socavar esa calidad conseguida la década anterior. No se construían nuevos centros y los viejos no eran mantenidos convenientemente. Un paréntesis educacional de cuyos barros vinieron estos lodos.
Los de hoy, son lodos de rabiosa actualidad, Ayuntamiento y Junta o lo que es lo mismo, PP y PSOE, se han enzarzado en un cruce de acusaciones y gruesas descalificaciones. Dicen no buscar la confrontación, pero coinciden en conceptuarse como ineptos, ignorantes, poseedores de mala fe, irresponsables, sin argumentos, obstruccionistas, “fotoadictos”, desleales, absentistas, populistas, demagogos. No se quien tiene razón, espero que ninguno, porque si ambos la tuvieran –se jactan de ir con la verdad por delante- nuestro futuro se presenta desolador.
Se culpan de que cerca de noventa padres angustiados e indignados, a los que no se les tiene respeto y no se les deja ejercer su libertad, hayan tenido que matricular a sus hijos en un colegio virtual, edificado sobre la chatarra del despropósito, el de la racanería presupuestaria atornillada en chapas de prefabricados de unos y en la tacañería administrativa empapelada de negligencia de los otros. Ninguno reconoce responsabilidad, se la endosa al contrario. Nadie aporta un argumento constructivo, al menos para empezar a edificar un monumento dedicado a la dignidad de los niños y a la humildad de los políticos. Afirman haber llegado a un acuerdo, han discutido quien paga el enchufe o la conexión a la cloaca, ambos proclaman que son exigentes porque quieren lo mejor para los niños, aunque ese rigor culmine en un aula provisional, política de chabolismo educativo. Monterroso denuncia una crisis educativa, cierto, aunque la crisis de la política es aún más grave y causante de la primera.
Quizá sea el momento de recordar que en tiempos de la gestora se inauguraron dos colegios, Teresa de León en San Pedro y Xarblanca en el Trapiche. Todo el mundo puso de su parte, todo el mundo cedió con la generosidad que obliga al representante público en el servicio a los ciudadanos. La presidencia, las delegaciones de urbanismo, obras, educación, los servicios jurídicos, los técnicos de diferentes áreas y el consejo escolar municipal, trabajamos para ceder las mejores parcelas, las que la Junta quería, libres de cargas, bien situadas, con los trámites legales correctos, en un ambiente de cooperación. En seis meses los colegios estaban listos para inaugurarse.
¡¿Una sociedad en donde la cooperación fuese el motor de todos los seres humanos?! ¿Llegará el cambio? Creo que tendremos que conformarnos con la idea…
ResponderEliminarmemorable artículo sr Moreno, ejemplo de lo que hay que hacer por el bien del ciudadano, que es el que le paga el sueldo a esos politicuchos que nos acechan.
ResponderEliminarSiempre pensé que la Gestora fue el mejor gobierno que Marbella y San Pedro tuvieron nunca!!!
Recuerdo el año de la gestora como el de la esperanza en que todo podía cambiar. Como Marbisis creo que la cooperación por el bienestar general debía primar sobre cualquier otro interes. Sin embargo la experiencia nos dice que rara vez es así. Ojala prosperase en la sociedad la necesidad de cambios. Nos iría mucho mejor.
ResponderEliminarNo hay que conformarse con la idea, hay que luchar para que la idea adquiera forma. Nunca rendirse. Podemos y debemos exigirlo, cada uno desde su saber y entender.
ResponderEliminar¿El bienestar general por cooperación o jerarquía? Según el art. 103.1 de nuestra constitución española la Administración Pública actúa de acuerdo con el principio de jerarquía.
ResponderEliminar; - )
Si, pero tambien rige el principio de eficacia y coordinación. ;)
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