sábado, 26 de diciembre de 2009

La necrópolis de Guadalmina




La zona arqueológica de Guadalmina es una de las más apreciadas de Andalucía. Junto a la Basílica de Vega del Mar forman un conjunto de valor incalculable. Van den Wyngaerde dibujó por encargo de Felipe II en la segunda mitad del siglo XVI las costas de España. A su paso por Marbella subió al pico Lastonar para ilustrar las nuestras y las bóvedas termales de Guadalmina fueron destacadas como monumento altivo, una mole impresionante de memoria y ruina. El ingeniero Miguel del Corral, que cartografió la zona en 1761, señalaba entre las Bóvedas y el entorno de la Basílica los restos de un poblado antiguo. En una revista publicada en 1916 se daba una noticia titulada “Una Pompeya española” donde se relataba el hallazgo, a muy pocos metros de unas ruinas llamadas las Bóvedas de unas sepulturas “indudablemente romanas”. Pérez de Barradas en 1932 afirmaba que la zona formaba un grupo urbano conocido desde hacía tiempo e indicaba que hacia poniente de las Bóvedas había vestigios claros de salazoneras y en todo su contorno restos de edificaciones al parecer importantes por el hallazgo de una basa de columna.




Una vitrina del Museo Arqueológico Nacional muestra los restos hallados en la zona como ejemplos significativos de la época. En el Museo Provincial de Pontevedra otra vitrina alberga más piezas, en el de Sevilla y Málaga también las hubo. Muestra irrefutable de su importancia.

Rafael García Conde en su libro “El espíritu del 79” narra que, debido a la construcción en 1981 de un conjunto de apartamentos en Guadalmina y el club de playa, aparecieron restos arqueológicos. El concejal de cultura y el arqueólogo de la Diputación fueron apedreados por los albañiles en el momento de la visita. A la promotora se le impuso una multa de cinco millones de pesetas. Por supuesto todos los restos fueron arrasados.

En la historia del planeamiento urbanístico la zona fue incluida como elemento a proteger desde el Plan de Ordenación de la Costa del Sol, fechado en 1961, en el que se proponía un plan sistemático de trabajos con la excavación total de los antiguos núcleos romanos de San Pedro con vistas a su conservación como museo al aire libre. Los siguientes planes parciales, generales y comarcales incluyeron la protección del monumento y su entorno sin delimitar en plano hasta donde llegaba el ámbito de actuación citando el entorno como objeto de protección. En el inminente PGOU se amplía la cautela a toda la urbanización: una raya en el mapa.



La reciente Ley patrimonial andaluza, expone que la aparición de hallazgos casuales de objetos y restos materiales que posean valor patrimonial debe ser comunicada en veinticuatro horas a la administración competente y que cuando exista peligro de destrucción o de deterioro de un bien protegido estamos obligados a avisar a las autoridades competentes y eso hicieron ciudadanos de San Pedro Alcántara comprometidos con su pueblo porque les duele. La misma Ley adjudica la competencia en la gestión a los ayuntamientos encargados de velar por su cumplimiento a los que se entiende les debe doler también su pueblo y están obligados a poner todos los medios y voluntades en la protección de nuestro legado histórico.

Hubo un tiempo, durante doce meses, que el ayuntamiento de Marbella tuvo arqueólogo en plantilla. Fue cuando la gestora. Entre sus cometidos estaba la comprobación de las licencias de obra incluidas en los órdenes del día de las comisiones de gobierno al objeto de alertar sobre las medidas a tomar cuando la obra pudiera afectar a restos arqueológicos u otras figuras patrimoniales. Su presencia al inicio del desmonte de las excavadoras era una garantía, evitaba males mayores. Pero no cundió el ejemplo.

El desconocimiento de la historia no exime del cumplimiento del deber de proteger nuestro patrimonio, con las leyes sucede lo mismo, con la diferencia de que los actos contra la historia los dilucida la historia misma, las leyes los jueces y las voluntades los ciudadanos.

Al parecer había una necrópolis en Guadalmina a escasos doscientos metros de las termas, restos romanos de enjundia y ajuares. La raya en el mapa que la protegía aún no está aprobada. Todo indica que su mayor parte ha sido destruida, porque nadie sabía nada.

3 comentarios:

  1. Gracias por enlazarme, yo lo hago en el mio encantada. Dar otra dimensión de Marbella es muy importante tanto para los de fuera como los de dentro. Se nos olvida nuestra historia y quien lo hace repite errores. Es un placer seguirte.

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  2. Sigo tu blog desde hace tiempo y es de lo mejor que se publica en Marbella sobre Marbella. El placer es mio.

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  3. "Entre sus cometidos estaba la comprobación de las licencias de obra..".

    Habría que preguntar al actual responsable de la tramitación de aquellas licencias --curiosamente un funcionario arquitecto--, porqué no se ha vuelto a ocupar la plaza de arqueólogo "controlador de licencias de obras".
    Gracias por los interesantes artículos con los que, de forma gratuita, nos premias.
    Salu2 y Feliz 2010.

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