Suena a metálico, nombre raro al que nadie encuentra
explicación más allá de los consabidos tópicos. Es la zona Este del término
municipal de Marbella, la de las lomas orientales, la más olvidada. Chapa es
para Covarrubias y para el resto de diccionarios básicos, incluido el de la RAE,
una hoja o lámina de metal. Buscar algún vínculo de la barriada con la
metalurgia desata la fantasía y nos lleva por caminos erróneos.
Juan Oliva Espallardo en su Guía geográfica de Marbella lo
define como un “relieve alomado que desciende progresivamente de norte a sur
hasta llegar al dominio de las dunas… lomas ligeramente alargadas con aristas y
crestones en algunas cumbres, lo que hace que el paisaje aparezca a veces
salpicado de pequeños cerros”.
Fue zona de intensa explotación minera como relata José
Bernal Gutiérrez en su Marbella minera, remontándose las primeras noticias a
1692 con la explotación de una mina de plomo aunque abundaban otros minerales
que también fueron extraídos.
Hay pocos datos sobre su origen como núcleo de población
pero sin duda está relacionado con la explotación minera y por su ubicación
estratégica como cruce de caminos ya que desde el Real de Zaragoza partía el
camino de Alhaurín que conectaba con el interior, a la vez que era punto de
parada en la carretera y tenía salida directa al mar de ahí que se construyera
el cuartel de carabineros. En 1846 se permitió a las sociedades mineras de la
zona que sacaran por mar el mineral para su fundición.
Pero dejemos estos apuntes históricos ya que el objetivo de
esta entrada es intentar desvelar el significado de su nombre. Para Corominas Chapa
proviene del catalán y el occitano clapa que remite a “cada uno de los
manchones que salpican una superficie”. En la enciclopedia Espasa “Chapa de
tierra” es un marinerismo que se define como “Trozo que se distingue en la
costa por su color diferente del resto de ésta y por su figura plana, en forma
de tajo seguido hasta el mar, pero con alguna inclinación sobre la misma tierra”
y también como “franja de costa que desciende hacia el mar y cuya coloración es
distinta de la del resto del terreno siendo generalmente de tono rojizo, aún
cuando el color no afecte la denominación. A veces son útiles para fijar una
situación”.
María Luisa Rodríguez de Montes en “La chapa hispánica y el
afijo guya en la onomástica muisca de Cundimarca” considera el topónimo como un
arcaico marinerismo hispánico por lo que estaría relacionado con la
visión del paisaje desde el mar y a mi me parece que este significado además de
convincente es evocador.
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